Retornar de las vacaciones con humor
por Joaquín Rocha
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
joacorocha05@yahoo.com.ar
Se puede retornar de las vacaciones de dos maneras posibles. Una, la esperada, habiendo descansado y cargándose de nuevas energías que permitirán afrontar los avatares que la que la vida laboral, social, familiar presentará a lo largo del año. La otra, la más común, más estresado de lo que se ha partido. Algunos dirán: “es otra clase de estrés”. Lamento confirmar que nuestro cuerpo no lo distingue, y se sigue acumulando cansancio.
Para los primeros, el incorporarse nuevamente a las tareas no presentará demasiadas dificultades. En cambio, para los segundos, será más de lo mismo.
De acuerdo con el psiquiatra y terapeuta Roberto Sivak, el regreso de las vacaciones produce un cierto grado de estrés. Esto se debe a que el cambio del ocio a la responsabilidad del trabajo suele ser drástico. De un día para otro, de estar tirado en la playa al sol o de la caminata por la montaña, se pasa a estar sentando, en una oficina cerrada, frente a la pantalla de una computadora. "El problema comienza a hacerse visible cuando, además, la persona manifiesta sentirse deprimida ante la necesidad de abandonar el ocio y tener que volver a la rutina diaria y ajustarse a los horarios del trabajo, y se intensifica, si se agregan temas como -por ejemplo- malas relaciones laborales o problemas con el jefe" afirma el doctor Sivak.
Se hace necesario, entonces, tomar ciertos recaudos. Nada mejor para combatir el estrés que el humor. El buen humor. Como a todas las cosas buenas, al humor, también, hay que cuidarlo y alimentarlo.
Anticipar, unos días, el regreso rehabituándose a lo cotidiano es clave para una transición menos traumática y una manera de combatir la irritabilidad, la desconcentración y los trastornos del sueño, producto de un estrés insipiente.
Para que el humor aflore salvador se debe tener en cuenta:
a) Aceptación personal: reconocer las propias limitaciones, aceptarse como uno es (más desde lo físico) y, por sobre todo, hacerse cargo de las habilidades, valores y cualidades que uno tiene (tarea difícil de reconocer y aceptar, porque fuimos educados para que lo mejor se vea en los otros y no en uno).
b) Aceptación de los demás tal y como son: Tener siempre presente que si uno no le pide “peras al olmo”, de seguro, no va a sentir frustraciones ante el actuar de los demás. Se debe cuestionar la efectividad de las frases psicópatas tales como “espera más de ti”. Otra cosa para tener en cuenta es que probablemente los demás te acepten tal como sos. Como está escrito por ahí, “las personas somos capaces de las mayores heroicidades”.
c) Aceptación de la realidad exterior: Más allá de que nos guste o no, la realidad esta ahí. Según que parte del vaso miremos, nos enfrentaremos a ella. No se trata de vivir defendiéndose o sobreviviendo. Se trata de asumir que lo que es, es. “Señor, dame paciencia para aceptar y soportar las cosas que no puedo cambiar. Fortaleza para cambiar las que sí puedo cambiar. Y, sobretodo, sabiduría para precisar bien la diferencia”. A la paciencia, a la fortaleza y a la sabiduría le agrego: “Danos, Señor, una fuerte dosis de buen humor”.
Coincido con los que afirman que “el humor es la capacidad de integrar de forma festiva toda la vida y dotarla de una coherencia entre las acciones, sentimientos y pensamientos. Cuando se habla del sentido del humor, se hace referencia a un modo de ser, a un estilo y a una forma de estar en el mundo.
No se trata de hacer comedia de todo, sino que todo es una comedia. No se trata de reírse de todo, sino ver como todo ríe. Así como todo sonríe, hay que sonreírle a todo. Es estar en la realidad, pero, de alguna manera, por encima de ella. Es desdramatizar la vida.
El humor, además de descargar tensiones y ayudar al sistema cardiovascular, hace surgir y potencia la sensación de placer, de alegría y bienestar.
Si buscamos un cambio para nuestras vidas, lo encontraremos en nosotros mismos. De uno depende el cristal que elige para mirar la realidad. El del humor está al alcance de todos. Sólo nos resta decidir.
Fuente: http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=2313
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
joacorocha05@yahoo.com.ar
Se puede retornar de las vacaciones de dos maneras posibles. Una, la esperada, habiendo descansado y cargándose de nuevas energías que permitirán afrontar los avatares que la que la vida laboral, social, familiar presentará a lo largo del año. La otra, la más común, más estresado de lo que se ha partido. Algunos dirán: “es otra clase de estrés”. Lamento confirmar que nuestro cuerpo no lo distingue, y se sigue acumulando cansancio.
Para los primeros, el incorporarse nuevamente a las tareas no presentará demasiadas dificultades. En cambio, para los segundos, será más de lo mismo.
De acuerdo con el psiquiatra y terapeuta Roberto Sivak, el regreso de las vacaciones produce un cierto grado de estrés. Esto se debe a que el cambio del ocio a la responsabilidad del trabajo suele ser drástico. De un día para otro, de estar tirado en la playa al sol o de la caminata por la montaña, se pasa a estar sentando, en una oficina cerrada, frente a la pantalla de una computadora. "El problema comienza a hacerse visible cuando, además, la persona manifiesta sentirse deprimida ante la necesidad de abandonar el ocio y tener que volver a la rutina diaria y ajustarse a los horarios del trabajo, y se intensifica, si se agregan temas como -por ejemplo- malas relaciones laborales o problemas con el jefe" afirma el doctor Sivak.
Se hace necesario, entonces, tomar ciertos recaudos. Nada mejor para combatir el estrés que el humor. El buen humor. Como a todas las cosas buenas, al humor, también, hay que cuidarlo y alimentarlo.
Anticipar, unos días, el regreso rehabituándose a lo cotidiano es clave para una transición menos traumática y una manera de combatir la irritabilidad, la desconcentración y los trastornos del sueño, producto de un estrés insipiente.
Para que el humor aflore salvador se debe tener en cuenta:
a) Aceptación personal: reconocer las propias limitaciones, aceptarse como uno es (más desde lo físico) y, por sobre todo, hacerse cargo de las habilidades, valores y cualidades que uno tiene (tarea difícil de reconocer y aceptar, porque fuimos educados para que lo mejor se vea en los otros y no en uno).
b) Aceptación de los demás tal y como son: Tener siempre presente que si uno no le pide “peras al olmo”, de seguro, no va a sentir frustraciones ante el actuar de los demás. Se debe cuestionar la efectividad de las frases psicópatas tales como “espera más de ti”. Otra cosa para tener en cuenta es que probablemente los demás te acepten tal como sos. Como está escrito por ahí, “las personas somos capaces de las mayores heroicidades”.
c) Aceptación de la realidad exterior: Más allá de que nos guste o no, la realidad esta ahí. Según que parte del vaso miremos, nos enfrentaremos a ella. No se trata de vivir defendiéndose o sobreviviendo. Se trata de asumir que lo que es, es. “Señor, dame paciencia para aceptar y soportar las cosas que no puedo cambiar. Fortaleza para cambiar las que sí puedo cambiar. Y, sobretodo, sabiduría para precisar bien la diferencia”. A la paciencia, a la fortaleza y a la sabiduría le agrego: “Danos, Señor, una fuerte dosis de buen humor”.
Coincido con los que afirman que “el humor es la capacidad de integrar de forma festiva toda la vida y dotarla de una coherencia entre las acciones, sentimientos y pensamientos. Cuando se habla del sentido del humor, se hace referencia a un modo de ser, a un estilo y a una forma de estar en el mundo.
No se trata de hacer comedia de todo, sino que todo es una comedia. No se trata de reírse de todo, sino ver como todo ríe. Así como todo sonríe, hay que sonreírle a todo. Es estar en la realidad, pero, de alguna manera, por encima de ella. Es desdramatizar la vida.
El humor, además de descargar tensiones y ayudar al sistema cardiovascular, hace surgir y potencia la sensación de placer, de alegría y bienestar.
Si buscamos un cambio para nuestras vidas, lo encontraremos en nosotros mismos. De uno depende el cristal que elige para mirar la realidad. El del humor está al alcance de todos. Sólo nos resta decidir.
Fuente: http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=2313
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