Manabí es aventura por aire y mar
Redacción Manta
Los 350 kilómetros de playa que posee Manabí hacen que esta provincia sea uno de los sitios de mayor atracción en el país. Y a eso se suma la posibilidad de practicar una serie de deportes náuticos.
Yolanda Freire, una turista ambateña, sabe el significado de aprovechar al máximo sus visitas a la playa. Desde hace 10 años, se organiza para que sus vacaciones concuerden con las de la Costa.
“Es placentero disfrutar del mar cuando está caliente, ello se puede lograr solo entre diciembre y mayo de cada año”. Junto con su esposo y tres hijos gustan de los paseos en yate en el estuario del río Chone (entre Bahía de Caráquez y San Vicente).
Allí, desde hace tres años, Otto Cedeño, un inmigrante manabita que vivió 15 años en Estados Unidos, montó Marina 69. Se trata de un negocio donde renta botes para paseos por el estuario. La embarcación puede ir equipada con esquís, una banana y un paracaídas. Son instrumentos que pueden ser aprovechados para la diversión en el estuario.
En San Andrés de Canoa, a los jóvenes los deslumbran las olas de hasta tres metros que rompen en la mitad de la ensenada de arena blanca. “Podemos practicar surf durante todo el año, aquí la diversión es total”, reseña Manuel Vélez, surfista de Chone.
En Jama, los paseos en kayak en la ensenada entre las puntas Blanca y Prieta son el atractivo principal, reconoce Juan Manuel Cisneros, un empresario turístico del lugar.
“Hay más qué hacer, antes observábamos estos deportes solo por la televisión. Ahora están a nuestro alcance, resulta fabuloso vacacionar entre Bahía y Canoa, en estos sitios en un día se puede hacer mucho”, comenta Fabián Calderón, un estudiante de arquitectura de Manta.
En Crucita, la loma de Balsamaragua concentra a los amantes del vuelo libre en parapente. Según Raúl Tobar, instructor de esta disciplina, no se necesita ser experto, basta tener el aplomo de surcar el cielo y mirar al mar desde lo alto.
A su vez Manta es el escenario propicio para la práctica de seis deportes náuticos. El velerismo ganó adeptos desde hace siete años. En este campo, la modalidad optimist es una de las de mayor acogida. El instructor Héctor Sabogal comenta que “los chicos de Manta y los padres sacan provecho a los fuertes vientos que soplan en esa zona”.
Ya no es un deporte de élite, también existe la escuela municipal de optimist. A través de este espacio, los adolescentes de escasos recursos económicos también surcan las olas.
El surf, el skiteboarding (una tabla y un parapente atado a la cintura), el bodyboard (tabla más pequeña que la del surf), el kitesurfing (tabla y vela) y el kayak fluyen en las playas El Murciélago, Santa Marianita, San Lorenzo, Las Piñas y Río Caña.
Otro escenario fuerte para descubrir las profundidades del mar es el territorio del Parque Nacional Machalilla (PNM). El snorkeling (buceo de superficie), el buceo de profundidad y la navegación en kayak copan la atención especialmente de los turistas extranjeros.
Julie Stephen, una bióloga canadiense, confiesa: “Vengo cada dos años, me gusta bucear en la isla de La Plata, allí están los arrecifes de coral más conservados de Ecuador”. Por esto y por otros atractivos, las playas manabitas son un destino ineludible.
Fuente: http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=259796&id_seccion=8
Los 350 kilómetros de playa que posee Manabí hacen que esta provincia sea uno de los sitios de mayor atracción en el país. Y a eso se suma la posibilidad de practicar una serie de deportes náuticos.
Yolanda Freire, una turista ambateña, sabe el significado de aprovechar al máximo sus visitas a la playa. Desde hace 10 años, se organiza para que sus vacaciones concuerden con las de la Costa.
“Es placentero disfrutar del mar cuando está caliente, ello se puede lograr solo entre diciembre y mayo de cada año”. Junto con su esposo y tres hijos gustan de los paseos en yate en el estuario del río Chone (entre Bahía de Caráquez y San Vicente).
Allí, desde hace tres años, Otto Cedeño, un inmigrante manabita que vivió 15 años en Estados Unidos, montó Marina 69. Se trata de un negocio donde renta botes para paseos por el estuario. La embarcación puede ir equipada con esquís, una banana y un paracaídas. Son instrumentos que pueden ser aprovechados para la diversión en el estuario.
En San Andrés de Canoa, a los jóvenes los deslumbran las olas de hasta tres metros que rompen en la mitad de la ensenada de arena blanca. “Podemos practicar surf durante todo el año, aquí la diversión es total”, reseña Manuel Vélez, surfista de Chone.
En Jama, los paseos en kayak en la ensenada entre las puntas Blanca y Prieta son el atractivo principal, reconoce Juan Manuel Cisneros, un empresario turístico del lugar.
“Hay más qué hacer, antes observábamos estos deportes solo por la televisión. Ahora están a nuestro alcance, resulta fabuloso vacacionar entre Bahía y Canoa, en estos sitios en un día se puede hacer mucho”, comenta Fabián Calderón, un estudiante de arquitectura de Manta.
En Crucita, la loma de Balsamaragua concentra a los amantes del vuelo libre en parapente. Según Raúl Tobar, instructor de esta disciplina, no se necesita ser experto, basta tener el aplomo de surcar el cielo y mirar al mar desde lo alto.
A su vez Manta es el escenario propicio para la práctica de seis deportes náuticos. El velerismo ganó adeptos desde hace siete años. En este campo, la modalidad optimist es una de las de mayor acogida. El instructor Héctor Sabogal comenta que “los chicos de Manta y los padres sacan provecho a los fuertes vientos que soplan en esa zona”.
Ya no es un deporte de élite, también existe la escuela municipal de optimist. A través de este espacio, los adolescentes de escasos recursos económicos también surcan las olas.
El surf, el skiteboarding (una tabla y un parapente atado a la cintura), el bodyboard (tabla más pequeña que la del surf), el kitesurfing (tabla y vela) y el kayak fluyen en las playas El Murciélago, Santa Marianita, San Lorenzo, Las Piñas y Río Caña.
Otro escenario fuerte para descubrir las profundidades del mar es el territorio del Parque Nacional Machalilla (PNM). El snorkeling (buceo de superficie), el buceo de profundidad y la navegación en kayak copan la atención especialmente de los turistas extranjeros.
Julie Stephen, una bióloga canadiense, confiesa: “Vengo cada dos años, me gusta bucear en la isla de La Plata, allí están los arrecifes de coral más conservados de Ecuador”. Por esto y por otros atractivos, las playas manabitas son un destino ineludible.
Fuente: http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=259796&id_seccion=8
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