La ciudad de Berlín.
Ciudad cosmopolita con gran variedad de actividades a realizar, Berlín te conquista no por poseer grandes monumentos o majestuosas vistas, sino por su gente y por su historia. Los alemanes (o al menos los berlineses) son francamente muy buena gente, siempre estarán ahí para ayudarte en lo que sea, poner una sonrisa y agradarte el día.
En 1989 Berlín dejó se estar dividida por el muro y en 1990 se convirtió de nuevo en la capital de la nueva Alemania unificada.
Berlin es una ciudad impactante, con mucha historia, ordenada y con un civismo muy marcado en sus ciudadanos.
La vista del metro es totalmente homogéneo; ni rastro en él de que hace menos de dos décadas las líneas estuvieran cortadas a causa de la división de la ciudad. En la superficie las cosas no son muy diferentes. Ni rastro del muro en los planos de Berlín. Hay lugares como Potsdamer Platz que estuvo abandonada durante la época del muro, por estar en tierra de nadie, y actualmente es una de las zona comerciales más modernas y pujantes, reviviendo su gloriosos pasado (fue el primer lugar del mundo en que se puso un semáforo, debido al intenso tráfico que soportaba en los años 1930). En este sitio podemos encontrar, los edificios de DB (Deutsche Bahn), PricewaterhouseCoopers, y otros son imponentes, que son apreciados por los visitantes.
Un aspecto muy importantes en la parte histórica y más monumental de la ciudad estaba toda prácticamente contenida en el lado Oriental, debido a las tropas soviéticas las que conquistaron Berlín para los aliados en 1945. Más hacia el este encuentras la avenida Karl Marx Allee, en la que perviven grandes edificios de viviendas sencillos y funcionales de la época comunista.
El Checkpoint Charlie, el lugar en que los soldados estadounidenses controlaban el paso entre su zona y la oriental, es una de las grandes atracciones turísticas del nuevo Berlín. Allí se pueden comprar todo tipo de recuerdos de la RDA, incluso te sellan el pasaporte, como en la época del muro, por el módico precio de 2 euros y algo. Cerca de la Puerta de Brandeburgo grandes esquelas y fotos colgadas en la calle recuerdan a las personas que murieron por disparos intentando cruzar el muro.
Aparte de la cicatriz en el suelo, se conservan numerosos restos en pie del muro, algunos con todo tipo de información al respecto. Vale que sea bueno no olvidar el pasado, pero es que te siguen vendiendo pedacitos del muro (con certificado de autenticidad), a precios variables dependiendo de su tamaño. Y postales, muchísimas postales, recuerdan cómo era la ciudad antes y durante la época del muro.
También los horrores de la guerra son recordados y utilizados por Berlín. Hay expositores enteros de diapositivas en blanco y negro con imágenes de la ciudad arrasada en la II Guerra Mundial. Todo se vende en Berlín. En un país donde tanto se reconstruye, la iglesia Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche permanece en el mismo centro de Berlín mostrando su estado ruinoso por los bombardeos. Un ejemplo más: en plena zona monumental se alza Neue Wache, la Nueva Guardia, un edificio clasicista (Schinkel, 1816-18), en el que se conmemora a todas las víctimas de los totalitarismos y el militarismo. Más llantos ofrecidos al visitante por esta ciudad llorona, que no triste, porque parece haber convertido sus miserias en fuentes de ingresos. Mirando al futuro.
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